Umm, gracias por pensar que soy, emm, hermosa, Shinken... -Respondo primero que nada bajando ligeramente la mirada, no sabía qué expresión mantenía en esos momentos, pero me sentía avergonzada, mis mejillas ardían, de eso estaba segura- ... pero no escuché jamás esas palabras puesto que mis abuelos no me dejaban salir de casa, tan sólo lo hacía cuando ellos salían también a eventos improtantes o cosas por el estilo, por lo que comprenderás no tuve una vida normal en la que conviviera con personas de mi edad... -Expliqué ya un poco menos nerviosa por lo anterior, viéndole a los ojos-